Foto: Revista Contrafuerte

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-¿Y por qué haces que sus personajes confluyan en Juan Fernández?

-Porque es un archipiélago muy cargado simbólicamente. Primero, Robinson Crusoe es una isla extremadamente literaria, lo cual la entronca con la gran tradición de la novela de aventuras: es la isla de Robinson, pero también la isla del tesoro. Segundo, son las islas que van quedando, al margen de todos los circuitos turísticos y comerciales. Islas del Pacífico Sur, remotas, desconocidas y profundamente poéticas. Por último, son, en mi visión, una metáfora de Chile, que es una isla, un lugar lejano, para estos personajes, errantes por definición, que lo miran desde Barcelona. Una isla perdida del fin del mundo. Yo nunca he estado en Juan Fernández. Todo lo escribí hablando con gente que ha vivido mucho tiempo allá y conoce bien la isla.

-¿No te dieron ganas de viajar estando más cerca?

-Por supuesto, pero de alguna manera preferiría no hacerlo. Aún tengo muchas ganas de ir, sobre todo ahora que publiqué la novela, pero durante el período de escritura privilegié la imaginación, la reconstitución en base a datos fidedignos, de todo tipo de documentos, incluyendo libros imprescindibles. Imaginar esas islas que van quedando era un ejercicio mucho más literario que ir y dar cuenta de una experiencia ya vivida.

Entrevista «Las islas que van quedando»

El autor Mauricio Electorat regresa con una posmoderna «novela dentro de la novela», en la que personajes de vida errante confluyen en este archipiélago del Pacífico Sur buscando su lugar en el mundo. Stendhal, Céline, Bolaño aparecen, de una forma u otra, en Las islas que van quedando (Premio Consejo del Libro 2008). (más…)